jueves, 27 de noviembre de 2008

1.3 ÁMBITOS DE LA PRÁCTICA MORAL



Ámbito individual.

En este ámbito la práctica moral debe estar encaminada a dignificar a la persona en tanto es individuo; es decir, que sus actos personales estén matizados de valores morales que procuren lo bueno, lo justo, lo correcto para el resto de las personas con las que convive; pero, a la vez, ese actuar le significa una valía mayor como ser humano ya que es digno de ser sujeto de actos que también le procuren bonanza, justicia, etcétera.


En otras palabras, la práctica moral (actos virtuosos) en su ámbito moral es el inicio de los demás ámbitos ya que en la persona y su conducta se encarnan y materializan los valores que la propia moral contempla. Como decía Aristóteles al referirse a la virtud y en este caso a la praxis misma de la moral:”… esencialmente es un medio que nos permite considerar de una manera profunda lo que es mejor y justo”.

Ámbito social

El ámbito social proviene de nuestra participación como individuos pero en un contexto de sociedad en donde se colectivizan las prácticas. Debemos recordar que la sociedad es una entidad muy compleja que para su estudio la hemos fragmentado en cuatro grupos representativos: familiar, escolar y laboral.


Familiar


Con seguridad en tu casa, tu familia, tus padres, abuelos o tíos te inculcaron que no debes tomar lo que no es tuyo, respetar a las damas y tener consideración con los adultos mayores. Todo esto, es formación familiar. Es educación sin ir a la escuela. Tu única tarea es acatar esas enseñanzas y ponerlas en práctica. En el marco de las relaciones familiares, la educación y la transmisión de enseñanzas de contenido moral son la base sobre la cual se fincan los criterios para una eventual vida sana en sociedad, que como hemos dicho es muy amplia y vasta, y por ello cada familia procura preparar a sus hijos lo mejor que pueda y en lo que más se deba.

Ciertamente, debemos iniciar en casa poniendo el ejemplo para que a partir de ahí los hijos continúen con la tarea de dignificar su actuación tanto en el exterior, con las demás familias y el resto de los integrantes de la sociedad.

Escolar


Por lo que toca al ámbito escolar de la práctica moral, es el segundo contacto colectivo, después de la familia, donde el joven individuo adquiere y pone en práctica conocimientos de contenido moral. No olvidar que empieza a recibir clases de formación cívica, ética, cultura general, etc. En ellas, conjuntamente con sus compañeros, aprenderá nuevas formas y nuevos contenidos como el respeto, la justicia, la tolerancia, etc.; pondrá en práctica lo aprendido y tendrá la oportunidad de conocer algunas consecuencias negativas de una conducción personal carente de sustento moral.
En este espacio, el estudiante se enfrenta a diversas tentaciones y retos (alcohol, tabaco, sexo, drogas, ausencia de clases, indisciplina, entre otros) mismos ante los que saldrá avante o sucumbirá s i su contenido de valores es sólido o raquítico, según el caso; tendrá elementos o no para continuar sin contratiempos su camino de crecimiento y desarrollo; o se vera entrampado y correrá el riesgo de quedar rezagado.

Laboral


Esta área muy importante del desarrollo humano y social, significa también un aspecto relevante de la práctica moral. Imagina que trabajas en una fábrica de alimentos de bebes, en el área de control de calidad. Es viernes y tus amigos te esperan para irse al reventón. Tú tedas cuenta que un elemento tóxico ha caído en el contenedor del producto y darlo a conocer te quitaría algunas horas de tu tiempo. ¿Qué harías? ¿Te quedarías callado en una actitud irresponsable, negligente y casi criminal o procederías correctamente? Si elegiste la segunda opción, ello implica que te quedes sin fiesta un día, a cambio de lo cual puedes salvar muchas vidas.


En este ejemplo se puede observar claramente por qué también en el plano laboral, la cultura de valores es sumamente importante. Existen muchísimos ejemplos en este renglón que son ilustrativos: el chofer del autobús de pasajeros que desempeña su trabajo muy cansado o alcoholizado; el carnicero que compra carne contaminada muy barata y la vende a precio normal, obteniendo un lucro y envenenando a la gente; o la enfermera que por estar leyendo una revista de espectáculos descuida en su persona y medicamentos a los enfermos de una clínica, etcétera.
1.2 LOS VALORES


El dueño de un pequeño negocio, amigo del gran poeta Chavo Bilac, cierto día lo encontró en la calle y le dijo: Sr. Bilac, estoy necesitado viendo mi negocio, que usted tan bien conoce. ¿Podría redactar el aviso para el diario? Chavo Bilac tomo lápiz y papel y escribió: “se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboleadas, rodeada por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo. La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en la baranda.”
Algunos meses después, el poeta se encontró con el comerciante y le pregunto si ya había vendido el lugar. “¡no pensé mas en eso!” dijo el hombre. “¡Después que leí el aviso me di cuenta de la maravilla que tenia!”

(Tomado de un e-mail.)

A veces, como el hombre de este cuento, no nos damos cuenta de las cosas que tenemos, ya sea materiales o espirituales, y no sabemos valorarlas. Pero, ¿sabes tu lo que son los valores? Cualquiera que sea tu respuesta, veras que todo lo que hacemos gira en torno a los valores: cuando te enamoras de alguien te dejas conquistar por los valores de esa persona; cuando haces amigos los buscas entre quienes comparten los gustos y aficiones que tu valoras; cuando estudias, vas al cine, o eliges alguna actividad, lo haces convencido de que tales acciones te reportaran experiencias valiosas. Si observas a tu alrededor te darás cuenta de que las personas que mas destacan en la sociedad, como los políticos, los empresarios, los artistas, los científicos, los deportistas, muestran y enarbolan determinados valores que son bien apreciados en las áreas en que se desempeñan. Dichos valores le dan sentido a la vida comunitaria y les dan identidad a las personas.
Los valores constituyen una fuerza interior profunda que define y caracteriza a las personas, que da identidad y aglutina a los grupos humanos. Son aquellas cualidades positivas que influyen en ti al tomar decisiones, regulan tu conducta y dan sentido a tu vida.

El concepto de valor esta íntimamente ligado al concepto de ser humano. Constantemente estamos frente a valores de todo tipo y los elegimos siempre pensando en nuestro propio bien; aunque es cierto que no siempre elegimos correctamente y que a veces se puede querer algo que tiene una apariencia de bien, pero que no lo es realmente. ¿Te ha ocurrido que alguna vez elegiste algo pensando que iba a hacerte bien y no resulto así? Frente a la necesidad de elegir, de entre varias formas de actuar, aparece la concepción de valor: una posibilidad de elección.
Se llaman específicamente valores morales a aquellas cualidades estables y duraderas del carácter de una persona que le permitan actuar bien y con cierta facilidad y agrado.

Los valores tienen su origen en los mas altos ideales acerca del destino de la humanidad y que por consenso han buscado los hombres a lo largo de la historia.
Los valores tienen un doble carácter: explícitos, que son los que se dan de manera directa en los juicios de valor; e implícitos que son los que pueden inferirse de las conductas verbales y no verbales. Por ejemplo: cuando alguien te pregunta ¿Qué piensas de la fidelidad en el noviazgo? Tu respuesta estará mostrando explícitamente los valores que tú sostienes al respecto. Si observamos como te comportas con tu novia, podremos darnos cuenta, aun sin preguntarte, cuales son los valores que sostienes respecto a la mujer y al noviazgo; estos son los valores implícitos.

UNIVERSALIDAD Y RELATIVIDAD HISTORICA DE LOS VALORES

¿Sabias que la religión musulmana establece que a las mujeres debe practicárseles la ablación (extirpación) del clítoris para evitar que experimenten placer sexual? Actualmente esta operación se sigue practicando a muchas mujeres en el mundo árabe, pues solo son consideradas aptas para concebir. Sin embargo, el respeto a la vida humana y a la integridad personal son valores universales que están por encima de cualquier legislación o religión particular; superan al derecho de gente, que es el limitado a una cultura regional o continental. Los valores, como los derechos humanos, tienen vigencia universal.
En toda humana convivencia bien organizada y fecunda, hay que colocar como fundamento el principio de que todo ser humano es persona; es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y libertad, y que al mismo tiempo, es fuente de derechos y deberes que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente inalienables.

A lo largo de la historia de la humanidad, la gente de tez oscura ha tenido que enfrentar a los supremacistas blancos, que aprovechándose de su dominio someten de diferentes formas a la población negra. El dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien ejerció el poder en república Dominicana desde 1930 a 1961, se polveaba el rostro con talco para ocultar el color de su piel, pues lo obsesionó toda su vida; sin embargo, también lo fue el querer aniquilar a todos los habitantes de su misma condición étnica.
En la actualidad, y después de años de lucha protagonizados por hombres ilustres como Martin Luther King, la raza negra ha conseguido un mayor reconocimiento en lo que a igualdad de derechos se refiere.
Las diferencias entre las personas no están en el color, en el sexo, en la posición social ni en ninguna otra circunstancia. La diferencia sustantiva radica en los valores constitutivos de cada uno de ellos, en el grado de desarrollo humano que hayan conseguido y en la capacidad de servicio a los intereses de la sociedad. Además, el índice de madurez o de evolución a que haya llegado el individuo, determinara la calidad de sus relaciones con su medio. Sin los valores, las relaciones entre los hombres, entre los grupos y entre las naciones se tornarían difíciles y peligrosas.
Los valores se dividen en dos clases: superiores e inferiores. Entre los superiores se encuentran el respeto a la vida humana y a la integridad personal; son inferiores los que se refieren a la propiedad individual y a la libertad. Los llamamos inferiores no por que sean de mala calidad, sino por que son el fundamento de toda sociedad y la razón de ser del derecho, la religión y la filosofía. De violarse estos derechos fundamentales, se harían imposible toda convivencia y se resquebrajarían la estructura misma de la sociedad.
El respeto a la vida humana y a la integridad personal (valores superiores), así como la propiedad individual y la libertad (valores inferiores) son valores propios de la naturaleza humana y aunque su practica no es premiada -pues no podemos enorgullecernos de no haber matado o robado ya que es nuestro deber respetar la vida humana y la propiedad individual- si es un delito atentar contra estos derechos fundamentales en cualquier legislación puesto que todo orden social requiere de respeto a la propiedad individual y a la libertad.

Los valores superiores no son obligatorios, pero su práctica y vivencia facilitan nuestras relaciones con los otros y embellecen y dan contenido a nuestras vidas. No estamos obligados a conceder nuestra amistad, nuestro amor y nuestra comprensión, pero cuando lo hacemos libremente adquirimos mucho mérito ante nuestra conciencia y ante los ojos de los demás. Dar amor, comprensión y respeto a otras personas constituye una prueba de nuestra naturaleza humana.
Un hombre que posea valores nunca destruirá la vida de nadie por ninguna razón, aunque no sea castigado por la ley ni censurado por la sociedad.
Por lo que toca a la relatividad de los valores, se refiere a que un valor puede perder su carácter absoluto dependiendo de las personas, grupos o sociedades que lo sostengan; por ejemplo: eructar en la mesa es una cortesía que un ciudadano árabe tiene para quien le ha invitado a comer y muestra su agrado y satisfacción. Si hicieras esto mismo en nuestro país seria tachado de maleducado. Otro ejemplo seria que en el istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, las mujeres son las que bailan y los hombres observan; mientras que entre los musulmanes, los que bailan son los varones. ¿Conoces otros ejemplos parecidos?
El problema con la relatividad histórica de los valores es que podemos caer en la negación de los mismos. Hace 30 años se luchaba por una mayor libertad sexual y ahora que la hemos conseguido, se menosprecia su importancia y se califica de ñoño o puritano a cualquiera que se atreva a criticar las costumbres sexuales de hoy en día.
Vivir con nuestros padres en la misma casa cuando tenemos 25 o 30 años es muy común en nuestra sociedad mexicana, pero en la Norteamérica es juzgado como dependencia emocional de familia.

OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD DE LOS VALORES.

Lo que es bueno para ti, puede no serlo para otros.
Entonces, ¿Qué te hace pensar que lo que tu eliges como valioso es mejor? Cualquier objeto o conducta puede ser valiosa, todo depende de su armonización con otras cosas aun si no la captas, pues esa armonización se da mucho antes de que tu la descubras y la observes. En eso radica la objetividad de los valores. Por ejemplo, cuando tus padres te piden que te cuides y no consumas alcohol (sobriedad), no consumir alcohol es un valor objetivo y aunque no puedas verlo de momento, la sobriedad (no consumir alcohol) se relaciona con un estilo sano de vida.

Decir que los valores son objetivos equivale afirmar que estos existen en la realidad independientemente de que sean conocidos o no. No vale que le des o no importancia a la sobriedad, es un valor que existe. En cambio, afirmar la subjetividad de un valor quiere decir que los valores son creados por el sujeto. Por ejemplo, si en tu familia toman, pero tu no.

Esto quiere decir que has creado este valor, esta objetividad y subjetividad no son mutuamente excluyentes sino que por lo general se complementan ya que puede ser que mientras existe una relación de adecuación entre dos cosas (la objetividad del valor), en este caso la persona y el objeto, es también posible que esta persona añada por su cuenta (subjetividad) un elemento de preferibilidad al mismo objeto. Normalmente a esa parte subjetiva del valor se le conoce como valorización, que muchas veces es confundida con el valor, que es objetivo, ya que se da independiente del conocimiento que se tenga o no de él; en cambio, la valorización es subjetiva ya que dependen de la personas que juzgan; aun así, para que una valorización sea valiosa, debe tener un poco de objetividad, es decir, necesita basarse efectivamente en los hechos reales que se están juzgando y no ser un producto de conductas viciosas o circunstancias desfavorables del que juzga. Siguiendo con el ejemplo de la sobriedad, tu experiencia seguramente te habrá dado más elementos concretos para juzgar que la sobriedad es un valor mucho más deseable que el abuso.

LA JERARQUIA DE LOS VALORES: VALORES Y ANTIVALORES

Seguramente tus padres tienen valores que para ti son los primeros de tu lista. Efectivamente, existe una gran cantidad de valores que pueden ser ordenados dentro de una jerarquía que muestra su mayor o menor calidad comparados entre si. También queda claro que no es igual lo material que lo espiritual, lo instintivo o lo intelectual, lo humano o lo divino, lo estético o lo moral.
Por lo tanto, para elaborar una clasificación de los valores utilizaremos el siguiente criterio: el valor será más importante y ocupara una categoría más elevada en cuanto perfeccione al hombre en un estrato cada vez más íntimamente humano. Entonces, de acuerdo con este criterio, tenemos que los valores se pueden clasificar en:

1. Valores infrahumanos. Son aquellos que tienen en común todos los seres: la fuerza, la agilidad, la salud, la capacidad de experimentar placer, etc. Todos estos pueden ser poseídos por los mismos seres.

2. Valores humanos inframorales. Son todos los valores exclusivos del hombre o que perfeccionan como tal, estos son:

a) Valores económicos: la riqueza, el éxito, todo lo que expansione la propia personalidad (valores eudemónicos).
b) Valores noéticos: son los referentes al conocimiento, como la verdad, la inteligencia, la ciencia.
c) Valores estéticos: la belleza, la gracia, el arte, el buen gusto.
d) Valores sociales: la cooperación y cohesión social, la prosperidad, el poder de la nación, el prestigio, la autoridad, etcétera.

3. Valores morales: son las virtudes como prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Estos valores son superiores a los anteriores debido a que los morales dependen exclusivamente del libre albedrío: en cambio, los otros dependen- además del libre albedrío- de otros factores; por ejemplo, la riqueza (puede heredarse), así como el grado de inteligencia y buen gusto. Adamas, los valores morales hacen al hombre más humano; en cambio, los inframorales solo perfeccionan al hombre en cierto aspecto; por ejemplo, como profesionistas, sabio, artista, etcétera.
4. Valores religiosos: son los valores sobrehumanos, sobrenaturales. Son la santidad, la amistad divina (gracia), la caridad. Estos valores perfeccionan al hombre de un modo superior, ya no solo de lo que tiene mas intimo como persona, sino en un plano que no esta dentro de los moldes naturales de lo humano. Aquí se deja la puerta abierta a todo lo sobrenatural que provenga de Dios. Su estudio corresponde más bien a la teología.
5. La jerarquía de Max Scheler: normalmente, cuando se estudian las jerarquías de valores de los principales axiólogos, se nota un cierto paralelismo dentro de sus diferentes categorías, como es este tipo de jerarquía propuesta por Max Scheler:

a) Valores de lo agradable y lo desagradable
b) Valores de lo noble y de lo vulgar
c) Valores espirituales
d) Valores de lo santo

Respecto al orden de los valores podemos utilizar ciertos criterios propuestos por Max Scheler:

a) Duración. Es superior un valor que dura más que otro. Esto se refiere a la duración del bien en donde esta encarnado un valor. El amor final dura más que el amor personal.
b) Divisibilidad. Es superior un valor cuanto menos pueda dividirse. Una obra de arte no se puede dividir; en cambio, los alimentos si.
c) Fundamentación. Son más altos los valores que sirven de fundamento a otros. Por ejemplo: la inteligencia fundamenta el conocimiento científico.
d) Satisfacción. Es superior el valor que satisface más. No debe confundirse satisfacción con placer; la satisfacción puede ser intelectual y espiritual.
e) Relatividad. Para que haya relatividad, necesitamos privilegiar algún valor con el carácter de absoluto. Así consideraremos como más alto los valores más próximos al valor absoluto.
1.1.- Introducción a la ética y los valores


1.1.1.- Carácter histórico de la ética.


Al preguntarse ¿qué es lo bueno?, la ética nos ofrece diversas respuestas generando varias teorías éticas como el eudomonismo, el hedonismo o el utilitarismo. Esta variedad de respuestas nos permite explicar que una de las características de la ética es su carácter histórico que nos invita a reflexionar sobre las diversas posturas que los filósofos han adoptado frente al fenómeno moral, frente a la vida moral que se expresa en principios, valores, normas o códigos que se manifiestan a lo largo de la historia postulando un ideal o modelo de vida buena. El carácter histórico de la ética nos permite percatarnos de su carácter concreto y eminentemente humano, lo cual significa que la ética no carece de lugar o de espacio, que no está fuera de un horizonte temporal y que mantiene una relación indisoluble con su situación histórica manteniendo raíces con las sociedades humanas y, en fin, con la realidad concreta del ser humano, su creador.


Moral y códigos morales

Como ya hemos señalado, el objeto de estudio de la ética es la moral, una actividad bien diferenciada que los humanos hemos practicado a través de la historia y que nos revela como entes eminentemente humanos ya que es específica, exclusiva de nosotros al igual que otras actividades como el arte, la ciencia, la religión, actividades que nos permiten transformar la naturaleza y la sociedad. Ahora bien, la moral (del latín mores) significa originalmente costumbre y en este sentido concuerda con la raíz griega ethos, de donde proviene ética. Por tanto, la moral representa un marco normativo básico para la existencia humana ya que permite la armonía y convivencia entre los seres humanos.
En un sentido general, la moral comprende un complejo de reglas de acción y de formas de vida que engloban, como dice Nietzsche, “la educación y la higiene, el matrimonio, la medicina, la agricultura, la guerra, la palabra y el silencio, el comercio entre los hombres y con los dioses”.


En un concepto más estricto, la moral ha sido definida como: “un conjunto de normas, aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres”. En esta definición propuesta por el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez se distinguen rasgos muy importantes y esenciales de la moral, por ejemplo, la existencia de normas (aspectos o plano normativo), el requerimiento o exigencia de que estas normas o reglas de conducta sean aceptadas y realizadas por los seres humanos en una forma libre y consciente, lo cual le da a la moral su dimensión plenamente humana, así como el hecho de que la moral se da tanto en el ámbito individual (precisamente la libertad y conciencia moral de cada individuo o sujeto moral) como en el ámbito social, que indica la repercusión de nuestros actos, libres y responsables, en el resto de la sociedad. Además, en la misma definición apuntada, se advierten los dos planos que conforman la moral: el plano normativo, integrado por normas, imperativos y mandatos como: “debes ser justo”, “no debes mentir”, “debes respetar a tus padres”, “debes ser honesto y evitar la corrupción”, etc.; y por otro lado el plano fáctico, que se refiere a la conducta real y efectiva que se sigue en concordancia con esos imperativos o normas, que puede desembocar en un comportamiento moralmente y bueno o moralmente malo o negativo. Estos dos aspectos o planos de la moral están estrechamente interrelacionados dado que “lo normativo no se da al margen de lo fáctico (los hechos morales), sino que apunta a un comportamiento efectivo”, que, repetimos, puede ser tanto bueno como malo.
Aunque la moral es una constante en la historia de la humanidad, se ha presentado en diferentes modalidades dando lugar a diversos códigos morales que los pueblos y sociedades han propuesto para moralizar a los individuos, códigos que se han convertido en núcleos de estabilización que garantizan la vida humana con base en la confianza recíproca. Desde el punto de vista social sirven “para la integración y estabilidad de los sistemas sociales”, “constituyen el patrón de vida significativa, específico al grupo y a la cultura, que sirve a la auto expresión y realización del ser humano forjado a partir de las experiencias y las iniciativas creadoras y colectivas”.
A diferencia de otras normas, como los ordenamientos civiles y jurídicos, los códigos morales muchas veces no se manifiestan expresamente en códigos de leyes sistematizados y escritos, sino que son transmitidos por tradiciones, por la educación (en la familia, en las escuelas), por el ejemplo y por la imitación de unos seres hacia otros. Muchos de estos códigos son antiquísimos, tal es el caso del Código del Manú, de la cultura hindú, escrito hacia el año 200 a. c. según la leyenda, este código fue preescrito por Suayambú, regenerador de la humanidad después de un diluvio. Este salvador del mundo y primer rey de la India estableció leyes teocráticas y elaboró una cronología de la creación que él mismo había recibido de Brahma, creador del universo. Este antiguo código resume un conjunto de normas recomendadas para llevar una vida justa y alcanzar la felicidad.


Como podemos observar, algunos códigos morales están ligados a prescripciones teocráticas y religiosas. Tal es el caso de las tablas de la ley, que según otra leyenda, fueron reveladas a Moisés en el monte de Sinaí, los mandamientos de la ley de dios que todos conocemos y que contienen normas morales de incuestionable validez universal como: “no matar”, “no mentir” y “no cometer adulterio”. Otro ejemplo de código moral también muy antiguo es el que se desprende de la ética budista, la cual busca un camino iluminador que permita al hombre liberarse del dolor, de los deseos y de las varias ilusiones. Dicho código comprende cuatro verdades sagradas:


1. Toda vida está sometida a un constante dolor que supera tanto al placer que lo mejor sería no haber nacido.
2. El origen del dolor son las pasiones (el apetito de gozo, la voluntad de vivir).
3. La supresión de las pasiones nos libera de todo dolor.
4. El camino hacia la supresión del dolor es lo que se llama “sagrada óctuple senda”, la cual nos muestra cómo se libera el ser humano gradualmente mediante la autoeducación moral de todos los deseos e ilusiones: recta inteligencia, recta intención, recto discurso, recto obrar, vida recta, recto esfuerzo (como vigilancia espiritual permanente, recto pensamiento y recta meditación).
Así muchas veces, religión y moral se entreemezclan para proponer el camino hacia una vida nueva y excelsa, aunque hay otros casos en que los códigos son laicos y expresan la necesidad de observar una moral con vistas al bien individual y social. Por ejemplo, el código moral de la sociedad moderna, al margen de intereses religiosos y teológicos y en consonancia con el sistema económico-social del cual es expresión, contiene en forma implícita, imperativos morales que persiguen el interés individual y social, la apreciación de la laboriosidad, del trabajo, de la honradez, del ahorro, de la puntualidad y del amor a la patria.
La existencia de diversos códigos morales nos revela que la moral es un hecho histórico y cultural. Los códigos de conducta se suceden en la historia a través de sus etapas: la antigüedad, la edad media y la época moderna. El carácter histórico de la moral obedece a que el hombre mismo posee una naturaleza histórica que le permite hacerse, auto producirse constantemente en lo material y en lo práctico, así como en su vida espiritual.


1.1.2.- Ética, valores y virtudes

La reflexión ética busca orientar al hombre en aquello que le permite actuar “mejor”. Se basa entonces en unos criterios generales del bien a los que el ser humano ha atendido a lo largo de la historia y puede atender en el presente. Estos criterios son los valores que la humanidad ha perseguido y que han guiado muchas de sus luchas y revoluciones: la libertad, la autonomía, la igualdad, la justicia, la tolerancia, la solidaridad, el amor a los otros y a sí mismo, la valentía o la paz. Los valores son ideales por cumplir, siempre están más allá de las situaciones concretas, pues nunca es posible decir que hemos realizado la justicia o la paz totales; en ese caso, viviríamos en un mundo perfecto, lo cual no ocurre.
Nuestra realidad es imperfecta, por que nosotros mismos lo somos y por ello tenemos que esforzarnos de forma permanente por acercarnos a los valores e intentar hacerlos reales.
La realización concreta de estos valores y su práctica continuada es lo que se llama virtud. En un sentido, valores y virtudes son lo mismo, son los nombres de aquello que los humanos creemos que nos hace mejores y en los que ciframos nuestro “bien”. Pero el valor expresa el ideal regulador que deseamos alcanzar, mientras que la virtud expresa la incorporación del valor a los propios actos, el esfuerzo por darles realidad concreta en la propia persona y en la sociedad. La palabra virtud viene del latín: virtus y significa “excelencia”: la realización suprema del “bien”. Así, un hombre o mujer virtuosos son los que buscan ser hombre o mujer de la mejor forma posible.